Me he reencontrado con Neil Gaiman de nuevo, y no deja de sorprenderme. Después de Los hijos de Anansi, ya reseñada, después del ligero desencanto con El libro del cementerio y de haber devorado Sandman (¿no os he hablado todavía del maravilloso, fantástico y simplemente genial comic Sandman? Bueno, todo se andará), leo Coraline y me vuelvo a enamorar de las letras y la imaginación de Gaiman.
Así que aquí está, la reseña del libro. Y, ya de paso, de la película :)
Información
→ Autor: Neil Gaiman
→ Serie: No
→ Idioma: Castellano
→ Editorial: Salamandra
→ Idioma: Castellano
→ Editorial: Salamandra
→ Páginas: 155
→ Enlaces: Blog del autor
→ Sinopsis: Al día siguiente de mudarse de casa, Coraline explora las catorce puertas de su nuevo hogar. Trece se pueden abrir con normalidad, pero la decimocuarta está cerrada y tapiada. Cuando por fin consigue abrirla, Coraline se encuentra con un pasadizo secreto que la conduce a otra casa tan parecida a la suya que resulta escalofriante.
Sin embargo, hay ciertas diferencias que llaman su atención: la comida es más rica, los juguetes son tan desconocidos como maravillosos y, sobre todo, hay otra madre y otro padre que quieren que Coraline se que con ellos, se convierta en su hija y no se marche nunca. Pronto, Coraline se da cuenta de que, tras los espejos, hay otros niños que han caído en la trampa. Son como almas perdidas, y ahora ella es su única esperanza de salvación. Pero para ello tendrá que recuperar a sus verdaderos padres, y cumplir así el desafío que le permitirá volver a su vida anterior.
Sin embargo, hay ciertas diferencias que llaman su atención: la comida es más rica, los juguetes son tan desconocidos como maravillosos y, sobre todo, hay otra madre y otro padre que quieren que Coraline se que con ellos, se convierta en su hija y no se marche nunca. Pronto, Coraline se da cuenta de que, tras los espejos, hay otros niños que han caído en la trampa. Son como almas perdidas, y ahora ella es su única esperanza de salvación. Pero para ello tendrá que recuperar a sus verdaderos padres, y cumplir así el desafío que le permitirá volver a su vida anterior.
Valoración

Todo es muy prometedoral principio. La casa es enorme, el jardín es enorme, las posibilidades de hacer algo divertido, emocionante, es, también, enorme. Pero todo se tuerce cuando empieza a diluviar llover, y sus padres la prohiben salir a la calle. Con lo cual, la pobre Coraline se aburre lo que no esta escrito, ya que sus padres no tienen tiempo para jugar con ella. Después de contar las puertas y las ventanas, un entretenimiento que no le dura demasiado, descubre algo interesante: hay trece puertas normales, como las que te encuentras en cualquier casa normal y corriente; pero, la decimocuarta es especial, ya que está tapiada.
Pasan los días y Coraline sigue aburriéndose mortalmente. Hasta que, un día, vuelve a abrir la puerta, y ve que los ladrillos han desaparecido. Al cruzarla, la pequeña llega a una casa idéntica a la suya, con unos padres idénticos a los suyos. Salvo por una cosa: tienen botones en vez de ojos. Al principio, todo parece magnífico, pero las cosas acaban torciéndose, hasta llegar a una situación oscura y terrorífica, en la que Coraline tendrá que hacer acopio de todas sus fuerzas, y del valor que resida en su corazón.
-¿Y por qué es necesario tener valor? -le preguntó el gato con tono de indiferencia.-Porque, cuando haces algo a pesar del miedo que sientes -respondió ella-, necesitas tener mucho valor.

Gaiman nos lleva, de la mano de Coraline, a un mundo parecido y a la vez diferente al nuesto, con la promesa de un lugar fantástico que acaba torciéndose en algo más parecido a una pesadilla que a un sueño. Desde el principio sabes que las cosas no son lo que aprecen; desde que Coraline traspasa la decimocuarta puerta sabes que nada bueno se esconde, y la tensión se va palpando en el ambiente mientras el autor nos muestra un mundo creado a la medida de la protagonista. Un ambiente perfecto, un escenario perfecto, de esos que sólo Gaiman puede construir.
Nuestra protagonista tendrá que luchar entre el deseo de quedarse en un hogar donde la hacen caso, y volver con sus padres -los verdaderos- a los que realmente quiere. Tendrá que buscarlo, y librarse de las garras de su otra madre, que quiere ver en los ojos de la pequeña los botones. Coraline, como una Alicia moderna, que no cae, sino que entra por

Coraline está narrado a modo de cuento, lo que hace del libro más especial si cabe. Pero si bien me ha gustado más que el otro libro juvenil suyo que he leído, en cierta manera me ha pasado lo mismo: el tono tan infantil no termina de casarme con todo lo demás. Quizá sea el ambiente, los personajes o esos escenarios fantasiosos y magníficos; sea lo que sea, me descoloca.
-Realmente no lo entiendes, ¿verdad? -repuso-. No quiero tener todo lo que deseo. Nadie lo quiere, no de verdad. ¿Dónde estaría la gracia si tuviese todo lo que quiero? Es eso y nada más, ¿y después qué?
Creo que, después de haber leído Coraline, sé cuál es mi problema con los libros infantiles que escribe este hombre: que me saben a poco; a muy poco, la verdad.
Más sobre el libro
Como todos sabéis, Coraline tiene una adaptación cinematográfica